El constructivismo y el construccionismo son teorías basadas en estudios científicos y de observación que se centra en cómo aprenden las personas. En ella se estipula que la experiencia ayuda a las personas a construir su propio entendimiento, por lo que son capaces de evaluar lo que es valioso y lo que es irrelevante y ampliar su propio conocimiento haciendo preguntas, explorando cosas nuevas y evaluando lo que saben. Las técnicas activas, como experimentos y solución de problemas del mundo real, ayudan a las personas a la formulación de su propia comprensión de conceptos preexistentes. La aplicación del constructivismo en el aula es a la vez beneficioso y perjudicial.
Evaluación constante
El uso del constructivismo en el aula es beneficioso porque permite la evaluación constante de todo lo que la gente aprende y cómo lo entienden. Como estudiantes, las personas continuamente se cuestionan a sí mismas y las estrategias que emplean para entender los conceptos que están trabajando. A medida que progresan, desarrollan fuertes habilidades para incorporar nuevas ideas. A través de una evaluación constante, la gente es capaz de previsualizar las ideas, combinar sus ideas y en general desarrollar su propio enfoque.
El constructivismo requiere tiempo para que la gente se acostumbre a él. Deben formular sus propias estrategias de evaluación para la comprensión de los conceptos. Mientras que los aprendices rápidos son capaces de hacer frente a nuevos conceptos y evaluarlos, el constructivismo toma tiempo para los alumnos lentos. Debido a que un salón de clases se compone de alumnos rápidos y lentos, la aplicación de esta teoría puede tomar mucho tiempo, ya que el maestro debe dar cabida a ambos tipos de aprendizaje en el plan de estudios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario